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lunes, 28 de junio de 2010

Comentario de Freddy D´Elia sobre nuestra obra




Melba, Teo, Gabriela, Jesus, Miriam, Freddy, Socrates y Matilda, gracias por esta obra y esa actuación, tocaron mis fibras y a mis años como dicen "se me aguó el guarapo" por el texto y ver actuar a gente joven comprometida con el mismo, irradiando esperanza y compromiso con valores que día a día como comunidad como País desestimamos y pisoteamos. Bravo!!! Los felicito de todo corazón!! Estuvieron muy bien. Eso si no me ofrecieron ningún "regalo" yo no detecté "errores" jajaja Verdaderamente disfruté a la obra y además mi vecino de butaca se sabía todas las canciones y casi los textos, asi que doble función.

martes, 8 de junio de 2010

Critica de Karla Hernandez Scott de nuestra obra!

“Cuando el tiempo descubrió su poder”
Dirigida por Matilda Corral


Una obra teatral disfrazada de infantil…

Cuando era niña soñaba con un mundo perfecto…quizás que encajara en cada espacio de mi cuarto…pero las cosas no son como se sueñan siempre… Esta obra nos recrea ese mundo mágico de las figuras geométricas con formas y sin formas, pero pensando un poco más, vemos una lucha por le poder, el poder de qué??? de dominar, de pensar, de controlar….

¡Parece que el tiempo no tuvo mucho éxito en esta obra…!

La uniformidad es una constante en todo intento de gobernar, obviando siempre lo esencial, que es lo maravilloso de la diversidad. Cada persona es un mundo mágico, con razón y pasión, sin pasión y sin razón. Un mundo propio de sueños y necesidades que en el intento de la uniformidad descubrimos las potencialidades del poder y creemos en la eternidad del mismo, sin considerar a la condición humana que se activa con líderes autóctonos que nos vibran en las conciencias individuales.

Los cambios no son revolucionarios sino están conscientes de tus necesidades y de tus sentimientos; en una construcción colectiva de una cotidianidad necesariamente uniforme, pensamos en “…ser normales pero menos libre…”.

Esta obra disfrazada de infantil nos hace reflexionar sobre esto, porque ningún niño preferiría ser normal a ser libre, pero un adulto sí, porque los engaños son parte de la adultez, o como diría Joaquín Sabina “la verdad es un cabo suelto de la mentira”; de ahí la insistencia en la uniformidad, uniformidad que cada vez nos aleja entre sí, y nos desconoce del uno al otro.

Esta obra es un mundo real mágico que ningún ciudadano debería dejar pasar…

Karla Hernández Scott