En el Marco del Evento convocado por la Universidad de Las Artes encuentro de Directores que hablan con Directores.
¿Se puede hablar de nuevos linderos para la dirección teatral venezolana hacia la década 2010 – 2020?
Cuando mi hermano Pablo y yo estábamos pequeños, teníamos la costumbre, así como muchos niños venezolanos, de hacer nuestra carta al Niño Jesús. Mis papás nos decían que el Niño Jesús no gustaba de errores ortográficos y cualquier cosa mal escrita, sería ignorada por el santo. Así pues con el Pequeño Larousse Ilustrado en mano, nos sentábamos en la mesa del comedor a buscar palabras como Barbie, Matel, GI-Joe. Todavía guardo algunas de esas cartas que el Niño Jesús tiernamente devolvía y dejaba junto al arbolito la mañana del 25. Esta que sigue es mi carta al Niño Jesús.
Nuestro país está inmerso dentro de un gran movimiento social y político. Los medios de comunicación emiten diariamente opiniones encontradas. Estas diferencias nos obligan a pensar. No seremos simplistas. Los movimientos sociales y políticos nos brindan la oportunidad de saber de algunas cosas que estaban escondidas y por supuesto ocultan otras. A eso que está escondido le daremos luz. Ahora vemos en nuestros escenarios muestras de propaganda. Y explico por si hay alguna duda, que la publicidad realmente no existe. Esa separación que usualmente se daba diferenciando la publicidad de la propaganda es un engaño. Ambas son propaganda. Ambas implican la venta directa y sin ambigüedades de una ideología. Pero ella en sí no tiene ningún peso y se diluirá en el teatro de estos próximos años; sin embargo de allí surgirán nuevos brotes de intranquilidad e indignación que son energía creativa fundamental para lo que viene.
El teatro entonces se acercará más a lo controversial desde una investigación rigurosa de nuestra realidad. Donde cada directora, director mostrará sus razones, su idea de país y plasmará en la escena el resultado con el miedo de quien mueve sus propios paradigmas. El miedo de quien se muestra con sinceridad. Ese es el miedo que va llenar nuestras salas de teatro. Un miedo creativo y dinámico. Que impida que estemos cómodos en los asientos. Que obligue, a quien se niegue a los cambios, a moverse; a quien se aferre estático a sus costumbres y tradiciones, a repensar; a quien no mire, a voltear y quitarse el velo. Un teatro que le dará más peso al subtexto y al contexto. Que sabrá que las palabras son excusas para lo que necesitamos decir, lo que cada uno de nosotros, directoras y directores, quiere opinar en la escena. Un teatro que nos motive a escuchar y entender; y permita que dejemos de confundir el confort con la paz.
Será un teatro de preguntas difíciles, que abordará los temas en sus ambigüedades, en sus grises; en búsqueda de un encuentro más cercano a la naturaleza humana del venezolano. La fragilidad en el machismo, las razones de la corrupción, el sentido del clasismo, la ingenuidad del racismo, las oportunidades en la discriminación, la hipocresía del sentido social, la sensatez de la censura, la fuerza de la xenofobia, la discreción en la opresión, la arrogancia del nacionalismo, la lógica de la burocracia, entre tantas ambigüedades que nos rodean. Un teatro que busque razones para todos y en una confusión total, mezclándose con los clásicos y los dramaturgos recientes, no tengamos más remedio que tomar nuestras propias decisiones. Sin caretas. Sin propaganda. Que asuste a los patrocinantes, a las instituciones públicas y empresas privadas por igual. Que mueva valores, prejuicios y nos obligue a repensar.
Vamos por espacio. Necesitamos más espacios físicos y mentales dentro de nuestra sociedad y en esa dirección vamos a proseguir. No iremos más al teatro a entretenernos, no. Vamos por más, mucho más. No seremos complacientes ni como artistas ni como espectadores. Iremos a vernos, a pensar, a comprender nuestras razones y miserias. Será un teatro intelectual, que movilizará a todo aquel que quiera y esté listo para ser movilizado. El trabajo creativo nace de un proceso de pensamiento, de ideas. Veremos entonces nuestras ideas puestas en la escena.
Un teatro donde lo más importante no será la estética sino la ética. No se verá limitado por el cómo se ven las cosas, sino por el qué es lo que estamos diciendo. ¿Qué es lo que queremos cambiar de nuestra realidad? Donde el público no saldrá de las salas alabando trajes ni vestuarios, ni luces, ni pantallas sino en una sana reflexión de su realidad. Ese será el teatro del tiempo que sigue. Un teatro transformador que nos movilice. Y, por supuesto, no vamos a empezar desde el afuera, criticando hacia el afuera, no. Vamos a situarnos desde cada uno de nuestros corazones, comprendiendo como artistas nuestras propias miserias, bajezas y debilidades. Esa será la nueva escena venezolana.
Terminaremos de comprender que la era del director que se impone falleció. El tiempo del director que todo lo sabe y todo lo decide es absurdo en estos días. Que habíamos estado adorando dioses pequeños por miedo a asumir la propia grandeza y que ya no podemos permitirnos tal comodidad. Hay espacio de expresión para todos y a partir de ahí lo que queda es multiplicarse. Estamos todos obligados a tomar decisiones y asumirlas de forma creativa en el escenario. Dejando la sumisión a un lado y creciendo.
Tendremos un teatro reflexivo que animará a la crítica teatral a ser crítica, a ser memoria histórica en sus reseñas y a recordarnos que no estamos solos. Una crítica nacionalista que se alejará más de la publicidad y la superficialidad y se acercará al compromiso. Una crítica teatral que nos permitirá tener mayor consciencia de lo que estamos haciendo y de lo que queremos hacer. Que nos recordará una y otra vez que en Venezuela tenemos un hermoso e impresionante pasado teatral que nos da piso, que nos anima a mejorar y del cual estamos orgullosos. Una crítica que será memoria y nos animará en un encuentro respetuoso con los mayores, con aquellos directores y directoras que son parte de nuestra historia, del pasado reciente, con nuestros maestros a quienes debemos agradecer siempre por habernos inspirado en esta hermosa profesión.
Será un teatro de lectores, donde todos seremos promotores de la lectura de obras teatrales. Como directores estaremos preocupados de conocer el trabajo de los nuevos y viejos dramaturgos venezolanos; de los clásicos, de los extranjeros. Venezuela no es satélite. Y este esfuerzo que haremos desde nuestros espacios en pro de la lectura contribuirá en gran medida al desarrollo del teatro reflexivo de los próximos diez años y más. Actores y directores seremos lectores. Esa será la primera gran puerta que cruzaremos.
Vamos a dejar la hipocresía de separar lo comercial de lo cultural. Comprendiendo que todos tenemos derecho a alzar la voz y a espacio. Que todo es cultura; y en vez de criticarnos y buscar diferenciarnos en amateurs, juvenil, televisión, radio, etc. Encontraremos nuestras semejanzas. Buscaremos las razones por las cuales es tan exitoso este teatro y cuál es la naturaleza de este éxito. Hay algo allí que debemos aprender. Sin embargo no vamos a dejar de luchar contra la estupidez y la banalidad, contra la prisa, la falta den investigación y rigor. Necesitamos un público que piense, que exija obras inteligentes, interesantes que transformen la realidad, vamos por ese público que no va al teatro sólo a entretenerse sino a encontrarse.
La tolerancia, la inteligencia y la amabilidad prevalecerán. Ahora más que nunca hay que volver a las agrupaciones. Porque no hay posibilidad de generar espacios de forma aislada. Todos somos valiosos, talentosos y magníficos. Es así, sencillo y cierto. La fuerza nuestra será la constancia y la unidad. Serán años activos como desde ya se puede sentir. Y en la diversidad, en esta diversidad que estamos viviendo, debemos apoyar reuniones como esta, fomentar encuentros, intercambios y estudios avanzados de la profesión.
Siempre habrá nuevos linderos. Nuestro teatro tiene la maravillosa oportunidad que brinda el tiempo para encontrarse de un modo sincero con su natural irreverencia.
Antes de terminar quisiera compartir con todos un texto escrito por Elia Kazan, también fue director de teatro,
Promesa del Actor
Por Elia Kazan fundador del Actors Studio junto con Robert Lewis y Cheryl Crawford
Voy a tomar mi legítimo derecho sobre el escenario
y seré yo mismo. (a)
No soy ningún(a) huérfano (a)
No tengo ninguna razón para ser tímido (a)
Voy responder tal y como me sienta,
torpemente, vulgarmente, pero voy a responder.
Voy tener mi garganta abierta.
Voy a tener mi corazón abierto.
Voy a estar vulnerable.
Puede que no tenga nada
Puede que tenga todo lo que el mundo ofrece,
Pero lo que más necesito
y lo que más deseo es ser yo mismo(a)
Voy a admitir rechazo, admitir dolor,
Voy a admitir frustración, admitir mezquindad,
admitir vergüenza, admitir injuria,
admitir todo lo que me ocurra.
Lo mejor y lo más humano de mi
es aquello que le escondo al mundo.
Voy a trabajar en eso.
Voy a alzar mi voz.
Y seré escuchado(a)
Personalmente quisiera agradecer a Santiago Sánchez, Diana Peñalver, Angélica Escalona, Javier Vidal, Miguel Issa, Leyson Ponce, Rine Leal y Verónica Artigas entre muchos otros, por ser fuente de inspiración al trabajo que realizamos desde el Gimnasio de Actores. A Carlos Herrera muchas por esta invitación.
Muchas de las palabras que Pablo y yo buscábamos con ansiedad en el diccionario nunca fueron encontradas y el Niño Jesús, niño al fin, las dejó pasar.
A todos muchas gracias.
Matilda Corral
El Gimnasio de Actores es un taller que quiere ser una escuela y funciona como tal. Todos los martes y miércoles de 6 a 10 de la noche un grupo de aproximadamente 15 actores profesionales o en vías de, acuden al Banco del Libro en Altamira donde funciona desde sus inicios en febrero del 2005.
Allí trabajan sus personajes a partir de obras de teatro, clásicas, contemporáneas y venezolanas. Algunos actores desarrollan sus propios textos dramáticos. Monólogos, escenas, ejercicios, documentales, películas y clases teóricas son parte de la cotidianidad del espacio. El principio del Gimnasio de Actores es que “un actor es un lector”, entonces es obligada la lectura de obras teatrales como base de estudio.
Uno de sus puntos más álgidos es la controversia. Hay una búsqueda de incentivar a los actores a emitir opiniones propias sobre temas de interés nacional o internacional. No se busca consenso sino disenso. No necesitamos estar de acuerdo, sólo necesitamos escucharnos y hacernos escuchar. Se busca motivar la toma de decisiones de los actores, desarrollar la consciencia de lo que nos afecta, de lo bueno y lo malo que sucede a nuestro alrededor; de manera que surjan del espacio voces contestatarias que despierten la reflexión del colectivo. Un actor está en la escena tomando decisiones constantemente, lo mismo ocurre con los personajes. Estas ideas asociadas con la fuerza de los textos dramáticos son la semilla de la “indignación creadora” que debe prevalecer en cada artista.
La idea de su creación surge de una promesa que le hice a Juan Bautista La Salle en el año 2001 para culminar con bien mis estudios de Postgrado en el Actors Studio Drama School en la ciudad de Nueva York. Cumplió y a cambio le prometí que iba a compartir en mi país, Venezuela, todo lo que aprendiera de esa experiencia vivida.
Dos veces al año el Gimnasio de Actores realiza un Showcase; que consiste en una muestra privada de escenas y monólogos. Un evento sencillo que permite a los actores entrar en el mercado laboral, conocer y relacionarse directamente con directores de teatro, de cine y televisión. Para este evento los actores realizan su currículum vitae y adquieren sus primeras fotos (headshots) realizadas en blanco y negro, sencillas, rostro y mirada sincera, tomadas por la fotógrafa Elisa Quero. Para este año 2009, llevamos 8 eventos de este tipo y los resultados son excelentes. El Showcase del Gimnasio de Actores da empleo.
También dos veces al año, los actores reciben una evaluación cualitativa e impresa que les sirve de referencia dentro de su proceso de crecimiento actoral. Todos los actores tenemos “músculos” distintos que desarrollar dentro del trabajo escénico. Concentración, Fe en las circunstancias que se vive en la escena, relajación, anticipación, comprensión de las dimensiones de los conflictos que plantean las obras teatrales estudiadas, disciplina, capacidad autocrítica, capacidad de ser dirigidos, capacidad de relacionarnos con nuestros compañeros son algunos los puntos que incluye esta evaluación, cuyo objetivo es incentivar el estudio sincero y riguroso de la profesión.
El Gimnasio de Actores tiene un vínculo natural con el Actors Studio y lo reafirma cada año con la invitación que realiza a la profesora Lisa Formosa Parmigiano, Miembro Vitalicio del Actors Studio, quien viene a Venezuela e imparte talleres de actuación y dirección desde el año 2001. Talleres que hemos titulado “Trabajo de Escena Intensivos” que tienen como propósito motivar el estudio riguroso del trabajo del actor.
Desde el año 2006 el Gimnasio de Actores está creando sus propias producciones teatrales comenzando con el ciclo de lecturas de la obra “La Rosa Tatuada” de Tennessee Williams, “Guantánamo: Atados al Honor para Defender la Libertad” de William Slovo y Victoria Britain, seguidos de las producciones de obras teatrales como “La Duda” de John Patrick Shanley, “No Hay Barcos en Chacao” en versión de la obra “Danny and the Deep Blue Sea” de John Patrick Shanley y “Realidad Virtual” de Alan Arkin.
El trabajo que se realiza en el Gimnasio de Actores está sustentado teóricamente en Uta Hagen, Stella Adler, William Ball, Len Silver, Frank Hauser, Russel Reich, Michael Chejov, Lee Strasberg, Jerzy Grotowsky y Constantin Stanislavsky. Prácticamente a las enseñanzas que he recibido de profesores que inspiran este espacio: Verónica Artigas, Santiago Sánchez, Miguel Issa, Leyson Ponce, Diana Peñalver, Angélica Escalona además de Jack Gelber, Andreas Manolikakis, Sam Schacht, Lee Grant, Estelle Parsons, Jutka Devenyi, Gregory Lamar y James Lipton. A todos ellos les agradezco inmensamente sus enseñanzas.
Matilda Corral
www.gimnasiodeactores.blogspot.comgimnasiodeactores@gmail.com